Dicen que se van, se van porque estuvieron, se van porque lo aprendieron, lo disfrutaron, lo transmitieron, lo enseñaron, lo jugaron, lo sintieron, lo celebraron y lo sufrieron. Lo vivieron.
Fueron y serán atletas, deportistas. Esos que supieron cuál era el paso a seguir, cuál era el camino. Supieron tomar la posta, tomar la antorcha y llevarla a lo más alto, de la ciudad, del país, y de allí al mundo. Esos que quedarán inmortalizados para siempre porque en nuestros campos hicieron historias, iniciaron anécdotas.
Le dieron al deporte el rumbo que necesitaba, rumbo que nos toca continuar, no por un club, no por una ciudad no por el país, sino por el sóftbol.
Fueron y serán compañeros, esos de los que se aprende tanto. Con quienes es un verdadero gusto y un enorme honor compartir un campo de juego, un entrenamiento, un viaje, una jugada.
Fueron y serán amigos, esos que siempre están, que saben lo que realmente significa sumar, ayudar, aconsejar, halagar y hasta criticar. Porque sus enseñanzas ya han trascendido las cercas de los diamantes, y se entremezclan en la vida cotidiana.
Dicen que se van, pero nunca se irán, su huella queda acá para siempre, en lo nuestro, en lo de todos. En incontables recuerdos, vivencias, fotos, titulares, amigos, compañeros, adversarios, reconocimientos. En la vida, en el alma, en el diamante, dónde todo vuelve.
Catriel CAE # 37